viernes, 16 de diciembre de 2011

Los secretos del “gran sur” - Nota publicada en Periódico Clarín- Argentina

Las playas de Punta Allen, las ruinas de Palenque y el encanto de Chiapas, hitos de una ruta por el México profundo.
Allá en el “gran sur” mexicano, donde el antiguo territorio maya se despliega a ambos lados de la frontera con Guatemala, la selva esconde secretos de civilizaciones milenarias y de laberínticas ciudades coloniales. Entre las mansas aguas turquesa del mar Caribe y las olas furiosas del Pacífico, el sur profundo de México brinda la posibilidad de transitar por un circuito fabuloso –ideal para viajeros con ánimo de aventura– que une sitios como Punta Allen, Palenque y San Cristóbal de las Casas. Un circuito que combina playas virginales, fantásticas ruinas arqueológicas y sitios en los que se fusionan las culturas originarias con los testimonios del pasado colonial español.
En un recorrido que atraviesa los estados de Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Chiapas, siempre bordeando la frontera con Guatemala, esta travesía permite conocer las costumbres de los pueblos del sur mexicano, transitar la exuberante selva Lacandona (escenario desde el que surgió el famoso Movimiento Zapatista) y disfrutar de una exquista gastronomía, que representa a la perfección a las múltiples tradiciones y legados culturales que conviven en esta maravillosa y escondida región de América.

Una perla sobre el Caribe

Bien al sur, casi junto a la frontera con Belice, se encuentra Punta Allen, un refugio de pescadores que constituye uno de los últimos secretos de la costa de Yucatán. Este lugar privilegiado, que es el único asentamiento urbano de la Reserva Natural de Sian Ka’an, no tiene nada del carácter “aturistado” de sus vecinas del norte: Cancún, Playa del Carmen y Tulum. Se trata de un encantador pueblo de cabañas frente al mar en el que no viven más de 500 personas, casi todas dedicadas a la pesca. Está a poco más de una hora de viaje desde Tulum (en combis que cuestan US$ 11), en un recorrido que transita en gran parte por un camino rural, entre la selva. Es un sitio virginal, de playas doradas, ideal para la práctica del buceo, ya que se encuentra rodeado de arrecifes y manglares.
Desde la playa, todos los días parten barcazas rumbo a mar abierto, para sumergirse entre los corales y divisar grupos de tortugas y delfines. Al regreso, las lanchas bordean la costa, en busca de cocodrilos, y se detienen a realizar excursiones dentro de la selva, en la que se puede disfrutar de la exuberancia natural de la Reserva de Sian Ka’an. Por momentos, el camino entre los árboles y las lianas es prácticamente impenetrable. Miles de aves suman sus trinos hasta generar un sonido ensordecedor, que da cuenta de la imponente presencia de la naturaleza en este pedazo de mundo virgen.

La gran ciudad maya

Hay una manera muy cómoda de viajar hasta Palenque, una de las grandes ciudades mayas: es contratando alguna excursiones turísticas que parten mayormente desde Cancún o Playa del Carmen. Luego, está la manera más “real”, que es atravesar los magníficos paisajes de los estados de Campeche y Tabasco en autobuses de línea regular, parando en “taquerías” de ruta y pequeños poblados llenos de encanto. Aunque es un viaje largo, al llegar a Palenque siempre primará la idea de que el esfuerzo vale la pena. El complejo arqueológico de esta ciudad maya, que se cree fue fundada hace 2.500 años, es sencillamente espectacular. Aunque sólo se han descubierto áreas que representan el 10% del total de la ciudad, el recorrido permite contemplar la enorme complejidad alcanzada por esta cultura precolombina.
Entre sus grandes atractivos se cuentan el Templo de las Inscripciones, con sus enigmáticos jeroglíficos y que tiene una forma similiar a la de las “pirámides” de Chichén Itzá. Y también los templos de la Cruz, del Sol, del León y del Conde, que junto con el Acueducto y el Palacio permiten hacerse una muy buena idea de cómo se vivía en esta mega-ciudad maya durante sus años de esplendor, que se extendieron desde el siglo V al IX aC.

En la selva Lacandona

A 200 kilómetros de Palenque se encuentra la ciudad de San Cristóbal de las Casas, uno de los mayores tesoros coloniales del sur de México. Se trata de una ciudad de trazado laberíntico y casas bajas con techos de tejas, que se se hizo conocida en el mundo por ser el epicentro de la insurrección zapatista en la década de los 90, un movimiento de carácter indigenista comandaddo por el también mundialmente famoso subcomandante Marcos, que se gestó en las profundidades de la vecina selva Lacandona.
Hoy, en los encantadores mercados callejeros de San Cristóbal, los muñequitos que representan a los guerrilleros zapatistas continúan siendo el souvenir preferido por los turistas.
Rodeada por colinas y retazos de selva, la ciudad parece un escenario detenido en el tiempo. En torno de la plaza 31 de marzo, se encuentra el centro social de la ciudad. Allí está su magnífica catedral de aires barrocos y el inicio del corredor turístico General Utrilla –continuación de la calle Insurgentes, la vía principal de San Cristóbal–, donde están los negocios y los mercados. Todos los días, desde los poblados cercanos llegan hombres y mujeres a vender sus artesanías y productos naturales. En su mayoría son descendientes de diferentes pueblos mayas, de las etnias tzotziles y tzeltales, que desde tiempos milenarios habitan esta maravillosa parte de México.

Fuente: Periódico Clarín- Argentina
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario