Vivimos en una selva mediana y baja con características de
subcaducifolia, es decir, que pierde parte de su follaje en algunas épocas del
año. Nos encontramos sobre una piedra calcaría, donde al parecer, en la región
Norte centro de Quintana Roo, se encuentra una de las placas tectónicas más
jóvenes, lo que significa que la
acumulación vegetal a lo largo del tiempo ha sido menor, situación que se
traduce en una escasa capa del suelo, en tierras semionduladas y pedregosas,
así como en la creación de suelos poco profundos y frágiles que requieren
conservar la biomasa para evitar erosionarse.
Si bien habitamos en una selva, como ya se mencionó
anteriormente, esta selva es diferente, ya que todo su valor ambiental se
encuentra en el esfuerzo que realiza el ecosistema para mantener viva la
vegetación; una vez que retiramos la capa vegetal, el sol quema el suelo quitándole
fertilidad, además de que las corrientes se llevan los nutrientes, por lo que
todos los que vivimos en esta zona requerimos aprender a vivir con nuestro
entorno, y en este sentido, nuestro objetivo debe ser conservar el suelo para
que este no pierda los nutrientes, y así permitir que los arboles y las plantas
puedan crecer fuertes y sanas.
Requerimos cambiar nuestra forma de entender la relación del
hombre con la naturaleza, y es menester profundizar en nuestra relación con
nuestra tierra, ya que si la trabajamos de forma adecuada podemos desarrollar
proyectos agroforestales que permitan mantener los suelos y evitar la
reforestación del sobrepastoreo.
Por lo anterior y en virtud de que el 89% de los habitantes
de este estado venimos de fuera, es que se requeriría que el nivel básico
educativo se contemple el conocimiento del manejo del suelo y la vegetación
para garantizar un aprovechamiento sostenible.
De acuerdo a la comisión nacional para el conocimiento y uso
de la biodiversidad, el 59% de la superficie de México se ha desertificado,
debido a la degradación del suelo; el cambio del suelo es una de las causas más
importantes de la perdida de la biodiversidad.
Debemos aprender del pasado y entender que más allá de los
ciclos naturales que puedan existir en el planeta, somos responsables de que lo
que podamos hacer hoy con la vida, por lo que debemos recordar que también los
antiguos mayas tuvieron que batallar con cambios ambientales, y que la forma de
desarrollo impacta al medio ambiente, por lo que no debemos sobrecargar a estos
frágiles ecosistemas, sino que requerimos adaptarnos a ellos.
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