miércoles, 17 de abril de 2013

Historias Mágicas de la Selva "EL ALUX"

La criatura mágica más fantástica de las antiguas leyendas mayas es el Alux. El Alux es un ser travieso e inocente, como un niño pequeño, pero hecho con bruma, viento, barro, maíz, turquesas, con agua y fuego. Estos son criaturitas muy obedientes de los dioses, serviciales y fieles hasta el fin de los tiempos.

Esta criatura es más antigua que los hombres, más antigua que ninguna civilización; estuvo allí desde siempre, desde el momento mismo de la creación. Su historia se remonta hacia el principio de los tiempos, habitando las selvas, milpas y las aguas cuando el Impero Maya nació, floreció, aún después de que los Antiguos Señoríos Mayas desaparecieron hace más de 500 años, y tal vez estará aquí cuando nos hayamos ido nosotros.

El origen del Alux era un secreto bien guardado de los artesanos divinos, de los creadores de todo lo que vemos.

En los hornos del Xibalba, cuando los artesanos moldeaban una figurilla para hacer surgir un nuevo tipo de vida, y este tipo de vida era aprobada por los dioses - los Creadores y Formadores - para vivir en este mundo.

-necesitamos una criatura que guarde el camino y destino de cada una de las formas de vida que creemos – dijeron los grandes señores del Xibalba (1). Entonces los artesanos divinos tomaron la masa de maíz que
quedaba, las migajas sobrantes y formaban una estatuilla más pequeña para hacer a su Alux y darle una vida que iría enlazada por siempre como espíritu guardián.

Algunas veces, cuando una planta o un animal era creado, se usaba muy poca masa, como en el caso de abejas (Ko ́olej kaab) y avispas (Xuux), y la masa sobrante era muy poca, así que su guardián también era muy chiquito. Los artesanos eran muy cuidadosos con los guardianes, sabían que como estaban hechos del mismo material que aquellos que protegían, esta esencia determinaba la personalidad y características de cada uno, no sólo en apariencia externa, sino en sus sentimientos o su sabiduría, y por consiguiente en su comportamiento.



Una vez hecha la estatuilla, los artesanos divinos mezclaban restos de tierra, agua y esencia del ser recién creado, junto a los hornos divinos del Xibalba, y soplaban en la cara de la estatuilla el aliento divino que da la energía vital, mientras repetían en voz muy baja las palabras que daban vida al guardián.

El Alux fue creado por los antiguos dioses mayas como un espíritu protector, para cuidar todo aquello dentro de los límites de su creación. De ahí que, al principio de los tiempos, podían encontrarse caminando libremente por selvas, caminos, riberas, lagunas, desde el fondo de los cenotes hasta lo alto de los árboles y volando por el cielo.

En toda la creación se hicieron miles y miles de Aluxes, ¡ imagínate uno por cada tipo de ser viviente!. Y aún así no hay dos Aluxes iguales.

El proceso de su elaboración fue utilizado después por los Jmeen , los sabios hechiceros mayas. Los jmeenob aprendieron a crear Aluxes cuando el Máak sen ya ́ab ba ́alo ́ob u yojel (el más sabio) bajó al Xibalba y robó el secreto a los artesanos divinos. Pero los hombres no sabían que los Aluxes tienen voluntad propia y son difíciles de controlar.

Su deber como protectores incluía ahuyentar a seres indeseables y velar incansablemente por sus protegidos. La recompensa de los dioses para estos leales y valientes guardianes era compartir las riquezas generadas en la creación: el polen y miel de las abejas, el agua fresca y los pescados gordos de sus lagunas. Podría decirse que los Aluxes trabajaban por comida, hogar y respeto.

Estas criaturitas vienen en muchas formas y tamaños: los hay  pequeñitos como abejas o enormes como un tapir (Danto). Claro  que esa no es una buena referencia para criaturas que pueden  cambiar de forma a voluntad, incrementando su tamaño hasta  volverse árboles o haciéndose chiquitos como un caracol, que se
transforman en neblina, agua, viento o lluvia.

Es un poco difícil tratar de describir a un ser que, como ya dije,  puede cambiar de forma y de tamaño. Sin embargo, en sus  muchas transformaciones se le puede encontrar con una forma  física común, semejantes a niños. 

Así, por lo general son del tamaño de un niño de 3 o 4 años de esta región, es decir unos 70 centímetros de altura, desde sus pies hasta la punta de su cabeza; lo cual es una altura perfecta para moverse entre la vegetación y lejos de los ojos de los seres humanos que por lo general deambulan por la selva cuidando
sus pies o el sendero frente a ellos, atemorizados por no pisar alguna serpiente o toparse con algún ladrón.


Pero aún más interesante es que tienen la habilidad de volverse humo o neblina, viento o agua y entonces no importa su estatura. Pueden desplazarse por la selva, entre las ramas de los árboles, llevados por el viento, pueden subir hasta la copa más alta o volverse lluvia y caer en las raíces, tornarse .riachuelos y deslizarse como corriental hacia las lagunas, pueden evaporarse y convertirse en miles de gotitas de rocío sobre las hojas de los árboles, sobre las flores y las orquídeas, depositarse en el centro de las bromelias en lo más alto de los grandes árboles, en el fondo de los pantanos más lóbregos y oscuros, en lo más profundo de las cavernas o de los cenotes.

En su forma de niño, el rostro del Alux irradia energía, su cara enmarca un par de grandes ojos, por lo general oscuros y profundos; su nariz que nace de manera angulosa en la base de la frente, de pronto se quiebra y desciende abruptamente hasta una pequeña y achatada punta. La boca es grande, de delgados labios con dientes enormes, que muestran mientras ríen a carcajadas o mientras expresan su enojo y quieren intimidar, su mentón es angosto y pequeño, sus orejas también, todo esto enmarcado en un rostro redondo
y perfecto.

Continuara........

(1) Los Mayas creían que todos los espíritus, buenos o malos y los
dioses habitaban en algún lugar de las profundidades de la Tierra, este
lugar se llamó Xibalba.

(2) Hechicero maya

Por María Luisa Villareal Sonor. 

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